Mis películas imaginarias. FRATELLI DI FUOCCO (Ducio di Tessari, 1974)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Complete Soundtrack

INTRO Skeletal
EDDA AND ENNIO L’ocello a la plume di cristallo
THE PAWNSHOP Telegraph is calling
THE PAWNSHOP Shades
INTERLUDIO Ondas ultrasónicas
JEAN PIERRE DE SENNEVILLE Blue square
JULIAN TREATMENT Strange thing
QUICKSILVER MESSENGER SERVICE Fire brothers
BERNAD LAVILLIERS Les aventures extraordinaires d’un billet de banque
ITZIAR Manifestu azteratua
WEST COAST POP ART EXPERIMENTAL BAND In the country
KLAUS SCHILLER High
LA ORQUESTA WAITZMAN Salvaje amor
THE VAMPIRES OF DARTMORE Frankenstein
THE MOTHERHOOD Soul city
PAUL MAURIAT Etude en form de rhythm and blues
THE NIGHT BEATS Puppet on a string
STEVE LAWRENCE The last run
JEAN JACQUES DEXTER Be quiet
STEVE LAWRENCE The last run
OSSANA Milano caliber 9
INTERLUDIO ¿Quién siente?

PAUL PARRISH Dialogue for friend and lover

Director; Duccio Tessari
Guión; Andres Catana y Francesco di Leo

Intérpretes; George Hilton, Marisa Mell, John Saxon y Henry Fonda

Sinópsis;

Una tarde de septiembre Paul Brannigan (George Hilton) recibe una llamada en su casa de Maine. El hombre al otro lado del teléfono parece nerviosísimo, atemorizado. Reconoce su voz de inmediato, pese a parecerle una sombra de la que fue. El dueño de esa voz le suplica y le conmina a que le devuelva el favor que le debe. Su nombre es Anthony Bunn (John Saxon), y fue un amigo al que hace años que no ve. Ambos fueron compañeros de armas condecorados que sirvieron en la campaña de Italia y más tarde en el frente occidental. Muy nervioso le cuenta que sus dos hijos han desaparecido y que teme por su vida. A Brannigan, recién retirado de la brigada de Homicidios de Nueva York y hombre de honor, no le queda otra que cumplir con el pasado.

Anthony Bunn y él llegaron a ser como hermanos, aunque desde que aquel se mudó a Europa hace más de diez años, donde formo una familia, no se han vuelto a ver. Impelido por ayudar al hombre que una vez le salvó la vida tiene que viajar hasta la Aquitania francesa para intentar resolver las desapariciones.

Dos días más tarde, cuando se encuentra con su antiguo camarada en el castillo de Chinon, del que es el dueño, lo encuentra terriblemente desmejorado. Anthony le explica que le compró el castillo a un aleman apellidado Schiller, que hace ya cinco años que enviudó pero que su esposa muerta viene a visitarlo todos los últimos viernes de cada mes. Aunque en un principio piensa que el sentido del humor de su amigo no es lo más indicado en esos momentos, no tarda nada en advertir que lo dice totalmente en serio. Parece narcotizado y sin embargo habla con total convencimiento. Asegura aquel que lo único que le retiene en este mundo antes de reunirse definitivamente con ella son sus dos hijos. Su mirada es serena, casi altiva, pero con un halo de demencia indisimulable. La mirada que Brannigan llevaba mucho tiempo intentando olvidar. Todo el enorme salón esta poblado de retratos de una hermosa mujer, voluptuosa, con ropajes de otra época y un atractivo irresistible, diríase que hipnótico. Al lado de la chimenea de piedra una escultura a tamaño natural de la misma mujer, con unos extraños apéndices que le surgen de los omoplatos y que, pareciendo alas, en realidad son otra cosa, atraen su atención. Está hecha de alabastro y ya desde la distancia emana un calor malsano, doliente, que zahiere. Bunn le presenta a Juliette, su mujer ausente.

Brannigan cada vez está más atónito. Su antiguo camarada le cuenta que los dos niños desaparecieron en Blaye. Se hallaban jugando cerca de la antigua ciudadela fortificada sita en el estuario del Garona mientras él hacía una gestiones con el dueño del hotel allí radicado. Un par de testigos los recuerdan cantando y jugando al caer la tarde, e incluso un viejo labriego sostiene que estaba junto a ellos una dama extravagante, quién supuso era su madre por la manera en que los niños le hablaban. Bunn le jura y perjura a su amigo que viajaban sólos, que los niños tienen algunos problemas sicológicos desde el fallecimiento de su madre, pero que son conscientes de que ya no estará más con ellos.

Afectado por lo que parece ser la insondable locura de su amigo y el sinsentido de todo lo que le cuenta Brannigan comienza la investigación. Pronto todo lo impensable, lo evidente y lo onírico, el pasado y las deudas que ya creía saldadas, viajaran con él de la mano hasta convertir cada paso de la investigación en una pesadilla donde nada es lo que parece, incluso su misma realidad; «L’angel», la famosa joya encastrada en aquel retablo por la que comenzó todo, aquellos cuerpos como marionetas, mutilados, que encontrarón colgados en el claustro del convento la noche de la matanza en Rouen, las últimas palabras del coronel de la Werhmacht recordando a su amado antes de dárselo a los partisanos … y el recuerdo de ella.

 

6 comentarios sobre “Mis películas imaginarias. FRATELLI DI FUOCCO (Ducio di Tessari, 1974)

  1. Buenos días. Sé que para nada mi cuestión tiene que ver con la entrada de ayer, pero no encontré forma de comunicarme y lanzarle mi pregunta.
    Como hombre sabio y gran conocedor de ese vicio que es la música que es usted, quería ver si podría iluminarme con un asuntillo: escucho y compro música casi de manera compulsiva, vinilos de los pequeños, un vicio y una pasión (Nada de que avergonzarse, hay otros que se dejan sus cuartos en el bingo). De vez en cuando aparecen rarezas de las que es imposible conseguir información, y me pica mucho la curiosidad en este caso. Viviendo yo en Berlín, me encontré un disco en el rastro, de un tal Jose María, con el tema Bésame Mucho (Tema que colecciono/acumulo en todas las versiones que me encuentre). Y resultó ser una verdadera maravilla para mi gusto, una mezcla de popcorn y flamenco (Popcorn aflamencado, mejor) que me dejó de piedra. Temón, rompepistas, del que no consigo absolutamente ninguna información en el internet.
    Si lo conoce y tuviera a bien compartir sabiduría, lo agradecería enormemente, que no me deja descansar el no tener ni pajolera idea de quién es este Jose María y por qué demonios no es un disco más buscado y del que se hable)
    Bueno, quizá ni siquiera comparta usted mi interés por esta rebanada de vinilo… Me disculpará entonces. Además de perdonar la intromisión en la entrada que nada tiene que ver con mi asunto.
    Agradecido, como Rosendo,
    Sergio.

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  2. Desconozco esa versión que cita pero por lo que cuenta me parece que está hablando de el mismo Jose María que me imagino. Grababa para Polydor y, que yo conozca tiene, además del que cita (y por la que desde ya siento malsana curiosidad por escuchar) dos temones; Una versión de la canción popular «La parrala» con vientos suleros y una percusión impactante ( https://www.youtube.com/watch?v=odobGZrancU ) y otra del clásico del gran Mon Rivera, «Karakatis kis». Tengo también otro disco, un ep del 69 con canciones de Maryni Callejo y Juan Pardo (Palabras) Armenteros/Herreros (Tengo tu amor) más una versión del «A tu vera» de León y Solano.

    Siento de no serle de más ayuda. En cualquier caso muchas gracias por sus palabra y por perder su tiempo pasándose por aquí.

    Un saludo

    X.

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