INTRO Inside this box / SALAMANDER Steal / PIERO UMILIANI Stream / BELTRAN MONER Training Sound / THE KHÜN BROTHERS Funny Road / INTERLUDIO Algo inaudito / THE MOTHERHOOD Back In the Grass / TRUCK Earth Song / ORNELLA VANONI Casa forte / ROGER BUNN Road To The Sun / CATHARSIS 32 Mars / KRYSTOF KOMEDA Musical Moment / HEIDI BRÜHL Berlin / H.P. LOVECRAFT Gloria Mundi / PIERRE CAVALLI Une Soir Chez Norris / NINO DI LUCA Obsessione Psychodelica / PARI ZANGENEH Bouroum Bourumeh / DON SEBESKY Guru Vin / GUY PEDERSEN Indian Pop Bass / INTERLUDIO II Attente Musicale / DUNCAN BROWNE The Death Of Neil / PAUL ST JOHN Spaceship Lovers / ANNA D Va el amor
Ay, si uno supiese articular y expresar de manera adecuada sus pensamientos. Supongo que si así fuese, estos remedos -a menudo sin sentido- que son las listas que elaboro no hubiesen tenido lugar. O serían otros, quién sabe. Acabo de rescatar, como acompañamiento musical en mis quehaceres, una lista que elaboré hace dos años. Perfectamente podría tener diez. O dos meses. O estar hecha dentro de unos años. Esa es su -pequeña, ínfima- importancia (en caso de tener alguna) y también su -mi- maldición, en todo caso asunto que les corresponde a ustedes juzgarlo.
Porque no se me ocurre ningún discurso sólido que sustente el trayecto que va del rock psicodélico progresivo de los británicos Salamander, repleto de órgano hammond y orquestaciones suntuosas, en medio de un disco conceptual dedicado a los diez pecados capitales (Steal es el que en este caso me apetece incluir) al folk pop espectral de la asturiana Ana D en esa nana extravagante y desolada que atiende por Va el amor. No esperen pues nada más que una sucesión de canciones, elaborada con tanto mimo como discutible tino. Retazos de la memoria, instantes que recogen el júbilo del momento tanto como la parálisis que provoca la sorpresa del hallazgo. Insisto, uno es lo que es (cualquier cosa menos coherente, advierto) y ha intentado reunir aquí momentos que van desde la modesta librería española que ilustraba programas televisivos (Beltran Moner y los programas de automovilismo de la TVE de los años 70) hasta algunos híbridos panorámicos que navegan entre la devoción y el desamparo como, por ejemplo, la etérea Casa Bianca a cargo de la inmensa Ornella Vanoni.
A muchas de ellas, en la medida de mis posibilidades, les he dedicado espacio en esta modesta bitácora. A otras tengo pensado dedicárselo. Algunas, imagino, quedarán en el olvido. De hecho, repasando el listado de canciones, me da la impresión de que esta lista -y otras de las que a lo mejor algún día hablamos- han sido el punto de partida a partir del cual comentarles lo que para mi han supuesto (por nombrar a unos cuantos) Piero Umiliani, T.S. Bonniwell o Ana D. Otras, en cambio, son simples balizas de la memoria a las que a menudo recurro, sirviéndome tanto de lenitivo como de esparcimiento: Back in the grass de The Motherhood (el proyecto psicodélico de Paul Nero) es puro soul groove de vigorosa complexión, 32 mars de los franceses Catharsis, un híbrido de Kraut alsaciano de progresión alucinógena. Los malayos Truck con Earth song y sus voces tratadas en medio de un pop psicodélico -más lo primero que lo segundo- es otra más de mis debilidades.
Sigo aburriéndoles, espero sepan disculparme: Con Roger Bunn y su Road To The Sun, lisérgico y adictivo hasta casi el paroxismo, otro de los escalones que jalonan este anárquico recorrido. Un mantra -nada aburrido pese a lo que la palabra de marras les sugiera- delicioso, con tabla, flauta, vibráfono y demás cachivaches. Un tipo que pasea su idiosincrasia en el disco del mismo modo que circuló por la vida, rechazando un cómodo futuro en las filas de Roxy Music por negarse a acicalarse según las instrucciones dandy de Brian Ferry.
La alemana Heidi Brühl, actriz y cantante juvenil de dilatada carrera (llegaría a representar a Alemania en el festival de Eurovision de 1963) haría de su capa un sayo en el año del señor de 1969 y se marcaría un medio tiempo de rechupete, puro swinging London, aunque con cierto retraso (digamos que de un par de años) con la formidable Berlin. Algo así, para entendernos, como lo que haría Miss Julie London en su Lp Yummy Yummy del mismo año.
¿Momentos para la desconexión? Por supuesto, tengo de todo. Momentos musicales ya en Hollywood a cargo del polaco Krysztof Komeda, amigo y colaborador de Roman Polanski, intérvalos sacros a cargo de H.P. Lovecraft -los americanos- y su Gloria Mundi o el Boroum Boroumeh de la diosa iraní Pari Zangeneh. Sí, la broma de Dimitri from Paris es eso, una broma, un interludio que en mi osadía llegué a pensar que quedaba simpático, que desatascaba un poco, que… ¿Aló?
Cambiando de tercio, rumboso y haciendo bandera de mi endeble discurso, paso a presentarles la sintonia de un folletín televisivo francés a cargo del suizo Pierre Cavalli, guitarrista notable que nos regala Une soir chez Norris, un instrumental de epiléptica progresión, más propio para ilustrar un giallo que una serie televisiva. O al americano Don Sebesky con su música ambiental propia de la época psicodélica, en este fragmento titulado Guru Vin. O al francés Guy Pedersen y su clásico Indian pop brass, otorgándole a su contrabajo un amplitud ácida, un laid back narcótico irresistible. O…
Vale, lo pillo, ya deben estar hasta las narices. ¿No?, ¿En serio?. Perfecto, sigamos entonces. El primer disco de Duncan Browne para Inmediate, el sello de Andrew Loog Oldham es una cosa de no dar crédito. Elegante, sutil, repleto de canciones soberbias, valga The Death of Neil como escueto -y hermosísimo- ejemplo. Give me take you, el Lp íntegro merece sin duda alguna un post propio. ¿Ven?, ¿Recuerdan lo que les dije acerca de una de las misiones de estas listas?…
Ah, se me olvidaba, dos cositas: Obssessione psychodelica de Nino di Luca para la banda sonora de La ragazza con la pistola, estupenda película del maestro Monicelli que no puedo recomendarles más, al igual que la música que la ilustra. Un tal Paul St. John, del que nada sé., excepto que cuenta con un sencillo de creciente cotización y espacial temática; Flying Saucers have landed / Spaceships lovers. Año 1972 y tierra de nadie, post-psych y pre-glam, Bowie acechando. Me he decidido por su cara B, por los amantes de las naves espaciales . ¿El motivo? Ninguno en concreto, simplemente porque me gusta. Muchísimo.
¿Saben una cosa? Me lo he pasado bien escribiendo mientras escuchaba la lista. Igual tomo esto como pauta. Aunque conociéndome, de aquí en un rato probablemente cambie de idea. Sigan bien.