«EL OJO DEL HURACÁN» Shawn Robinson & Piero Piccioni (Hispavox, 1972)

 

 

 

Coproducción hispano italiana, El Ojo del Huracán» (José María Forqué, 1971) sería una de las cuatro colaboraciones de Forqué con el gran Rafael Azcona. Rodada justo después de El Monumento, y también con Analia Gadé en el reparto, resultará ser un estilizado ejercicio visual sostenido por una puesta en escena elegante, quizá en ocasiones más aparente que efectiva, pero pese a todo de seductora sutileza.

 Producción con obligadas pretensiones internacionales, su trama es de una turbiedad malévola que tras un primer tercio sugerente muta en una película casi -y sin el casi- de terror, con tintes de un sadismo soft y perturbador que despierta un cierto interés. Es a partir de entonces cuando una mera sucesión de tics y trucos  se suceden, concedamos que menores, pero siempre de una elegancia malsana, lastrados por el juego interpretativo de los actores y apoyada en un erotismo evidente, con escenas de lesbianismo e incluso desnudos de una Analia Gadé aún muy hermosa a sus cuarenta años.

 Acusado de director sin estilo, de mero artesano, tal vez por haber transitado por variados registros (cómo si eso fuese algo negativo), principalmente por aquellos que desprecian el cine de género, artesanal y bien hecho, el cine de Forqué resulta por lo general poco etiquetable y carente de autoría con coartada cultural. Descripción condescendiente, lugar común -y discutible- lo que es cierto es que cuneta con un puñado de buenas películas en distintos géneros: Noir castizo en «091 policía al habla»,  sainete de intriga en «Usted puede ser un asesino», comedia referencial en «Atraco a las tres» o melodrama capriano en «Un millón en la basura». Todo eso antes del periodo fou, ya en los setenta, con esta misma «El Ojo del Huracán»  y las olvidadísimas «No es nada mamá, es solo un juego» o «Una pareja… distinta» , marcianada genial y desoladora donde su pareja protagonista (Lina Morgan como la mujer barbuda  y José Luis López Vázquez en el rol de un travesti degradado) intentan entretener al mecenas con fortuna, el rico Don Arturo (Ismael Merlo). Forqué, además, resulta ser un estupendo director de actores y su mirada suele ser a los ojos, sin pontificar al espectador ni tampoco resultarle adulador. En muchas ocasiones adolece del defecto de quedarse a medio camino, peligro inherente, aunque en su honor cabe señalar su renuencia a la trampa y componenda. Que no es poco.

La banda sonora, a cargo del maestro Piero Piccioni, autor de docenas de partituras (La Décima víctima, Fumo di Londra, Colpo rovente, Camile 2000, La Streghe, Le Mepris, etecé) no sería publicada en España salvo en un sencillo editado en Hispavox. Contiene éste el tema central de la película y la soberbia «Once and again» , canción que suena en los hermosos títulos de crédito iniciales. Interpretada por la americana Shawn Robinson (junto a la escocesa Lydia McDonald, las cantantes femeninas de cámara del maestro italiano) la canción tiene un vuelo de suprema elegancia, entre la más contenida Shirley Bassey y la más dulce Madeleine Bell. Percutiva, elocuente y cadenciosa, como en tantas ocasiones quizás sea la parte del proyecto que supera la prueba del paso del tiempo con más solvencia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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