BERNARD CHABERT. El piloto frustrado.

Ando últimamente buceando por la sección francesa de mi colección y por azar me tropecé el otro día con un Ep y un single de un tal Bernard Chabert. Aunque no sabía nada de él, sí que recordaba perfectamente la cara B de un single, titulada «Helga selzer» («Olga Selzer» en la galleta y a quién al parecer realmente le canta), un trallazo importante del que creo que ya les hablé en esta bitácora y al que, como otras muchas cosas, el paso del tiempo ha acabado por redescubrirme. Era el reverso de un 7″ en cuya cara A se nos presentaba, acompañado por el grupo Triangle, una versión de «Neanderthal man»  titulada como «L’homme de l’univers».  Recordé esa canción, aquí desprovista de su rudeza y simpática machaconeria, tanto en su versión original, a cargo de Hotlegs, banda formada por Eric Stewart, Kevin Godley y Lol Creme (sí, esos Godley & Creme en los que están pensando) como la aún más bizarra realizada por unos tales Turkeys, cuyo sencillo español -En Belter of all places, faltaría más- había olvidado. The Turkeys fue uno de los múltiples y extravagantes intentos -con discreto éxito- del alemán Drafti Deuscher por hacer saltar la banca y las listas. 
 
 Pero volvamos al ep en cuestión. Observando con detenimiento su contraportada y escuchando atentamente el disco pude sacar en claro que en 1969 Bernard Chabert editó su primer y único Ep en el sello Emi/Columbia. Un más que curioso disco, tras la estela musical de los Beatles y ribeteado por la lírica del Dylan más luminoso. L’ascension sociale de Francis F tiene una letra irónica, que va mutando hacia el sarcasmo, con bastante más sustancia de la que inicialmente aparenta.
Con influencias del pop de la Costa Oeste, los cantautores folk del momento (Phil Ochs, P.F.Sloan) y el pop orquestado de leves ribetes psicodélicos, cuenta también con recovecos de los Simon & Garfunkel del maravilloso «Bookends». Il part en Californie remite al inicio de «Mrs. Robinson» aunque luego coja vuelo propio. El disco se grabaría (consulten la foto de la contra, un poco más arriba, para cerciorarse) sin escatimar medio alguno. Fue otro ejemplo más de la seducción que el incipiente folk rock, las ansias de libertad irrefrenables y la apertura de miras e influencias habían dejado en los jóvenes franceses. La imperecedera seducción de todo lo americano que siempre ha habido en Francia, por mucho que se empeñen -y bien que hacen, les envidio- en proteger lo suyo. Incluso llegaría a aparecer en el programa de televisión «Tous en scène» que presentaban el grupo musical-humorístico los Charlots, el 5 de septiembre de 1969, interpretando esa maravilla que atiende por «Tramway 7b».
 
 
El disco había caído en mi poder por el motivo en que suelen ocurrir con estas cosas: debido a la concatenación de varias y agradables coincidencias. La irrefrenable y habitual curiosidad malsana por mi parte junto a una cierta obsesión ante los discos, especialmente en este formato y de esta época, junto a una brizna de fortuna y un precio levemente superior a nada. Y nada más sabía de él. Tan solo que cuando lo puse me gustó. Y más y más tras sucesivas escuchas. Qué quieren, soy así.
 
  Intenté buscar información. Pregunté a mis amigos y proveedores franceses, pero nada. Escarbé en la red infinidad de veces. Ni una sola página más allá de aquellas que hacían referencia al zoco donde se referenciaban pasadas transacciones. Y un día, por error, doblé la B de su apellido al introducir su nombre en Google. Chabbert por Chabert…et… Voila!!. Sí, resultó que tenía entrada en la wikipedia y todo.
 
La verdad sea dicha, lo de internet, si se tiene un poco de paciencia y algo de instinto, es en verdad increíble. Algo así como un baúl sin fondo, un basurero en ocasiones, repleto de multitud de trastos y cachivaches inservibles, pero del que, súbitamente, puede aparecer cualquier maravilla, en este caso en forma de información.   
             
Resulta que Bernard Chabert (o Chabbert) era un joven Pied noir framcés nacido en Casablanca el 21 de abril de 1944. A partir de aquí algo qué, se lo juro, no es inventado por mucho que lo parezca. Desde 1970 (año en el que publicaría su último sencillo) entró a trabajar como periodista en la cadena de radio privada francesa Europe 1. Se especializó en cubrir todos los eventos relacionados con la incipiente carrera espacial. Pero, un momento, disculpen, a ver si sé contarlo medianamente bien, vayamos al principio. Esa especialización venía marcada por su frustrada carrera de piloto aéreo. Era hijo de un piloto del servicio aéreo de ultramar francés de La Poste, el Correos de allí, y posteriormente también comandante de Air France. Bernard aprendió desde muy joven a pilotar, acompañando a su padre en sus rutas africanas. Un problema con la vista llevó al traste sus aspiraciones de piloto y, enamorado del aire y seducido por la carrera espacial, tras una breve carrera musical que constó de dos singles y un Ep (al menos es de lo que yo tengo constancia) comenzó su carrera periodística. Bonito ¿verdad?
 

2 comentarios sobre “BERNARD CHABERT. El piloto frustrado.

  1. Don Sicalíptico, llegué hace unos dias a este santuario via el blog de Nixon, y estoy ahún alucinando y descargando a marchas forzadas. Un privilegio poder disfrutar de su saber, su gusto y su generosidad por compartir.

    BTW, me ha sorprendido encontrar en la contraportada el nombre de hubert rostaing como director musical ya que lo recuerdo en un pequeño 10″ a 33 de jazz francés con Jerry Mengo & Pierre Spiers.

    He visto en la intennné que trabajó con Django Reinhart, Boris Vian, Maurice Chavalier, Patachou… en fin todo un artesano de la música…

    Me gusta

  2. Hola Mr Towers, y bienvenido a ésta su casa.
    Sí. Hubert Rostaing es hombre de dilatada y extensa trayectoria musical. Entre ellas las que cita. Ni me había dado cuenta de su colaboración con Bernard Chabert, ya ve usted. Ante mis ojos y ni advertirlo, ya ve si soy ceporro.
    Pero gracias a su comentario acabo de recordar que tiene un Ep bajo el nombre de Hubert, a secas y sin el insigne apellido (siempre que lo escucho, no sé por qué, me viene a la cabeza un Champagne premier cru). Es tremendo, a medio camino del chansonier psicodélico y el beatnik despistado. Haré por presentárselo en cuanto pueda.
    Muchas gracias por sus palabras.

    Me gusta

Deja un comentario