A los quince minutos volvió con otra entrega. Era un poquito mejor -asunto nada difícil por otra parte- pero continuaba siendo desalentadora. Rescatamos cuatro o cinco piececillas. Le invitamos a otra copa. Volvió a marcharse a por otra remesa. Cuando regresó y comenzó de nuevo con la liturgia, allí estaban, esperándonos. El Santo Grial, la biblioteca de Alejandría, el tesoro de Ali Babá relucía ante nuestros ojos. Unas trescientas o cuatrocientas piezas, de esas por las que uno estaría dispuesto a caminar de rodillas entre un sendero de brasas ardientes sin inmutarse. Quién esté poseído por la fiebre conocerá de sobra la sensación. Lo supimos con solo ver el primer puñado de singles. Al instante, impelidos todos por un resorte invisible pero muy cierto, comenzó la representación de la comedia. Soplidos de pretendida desgana, comentarios acerca del estado, que si tome vous otra copa de Beaujolais, que qué caros que nos habían costado los billetes de avión. «Mozo, acérquenos si acaso la botella». Cambios de conversación que distrajesen el verdadero interés, «Éste ya lo tengo» (mentira), salgamos a fumar un cigarrillo. «Oiga, esta portada tiene escrituras en el dorso», chungo. «Roger; ¿Le apetece un Calvá?»… que si patatín, que si patatán. Aquello había que verlo para creerlo. Prácticamente, nos dijimos con la mirada, el ochenta por ciento de esa remesa se tenía que quedar en nuestro poder como fuese. Habían verdaderas piezas. Cotizadísimas y muy difíciles de conseguir por separado, imagínense en un conjunto. Dentro del negociado 60s beat, que es del que hoy trataré, cosas impepinables tales como Creation, What’s New, Barbarians, Other Half, The Montanas, Pink Floyd, The Liverpool Five, Artwoods, Small Faces, Beatstalkers, Motions, etcétera, etcétera. A su lado, una serie de discos de esos medianos en cuanto a precio pero excelsos en su valor. Discos que afortunadamente hoy ya descansan en nuestras casas; Eps de Kinks, Who, Jimi Hendrix, The Zombies, The Mojo men, Bob Dylan, The Pretty Things, The V.I.P.’s, Them, Standells, The Beau Brummels, Jefferson airplane, Jay K, The Lovin Spoonful, Electric Prunes, Music Machine, Count Five, Yardbirds, Kim Fowley… Dejaré para próximas narraciones lo referente al soul y sus derivados (Early soul, northern, rock and roll, Soul, etc), música francesa y soundtracks. Porque esa era otra. Casi todos ellos Eps franceses enfundados en sus maravillosas -y únicas- portadas. En un estado por lo general que oscilaba entre el VG+ y el EX, llegando alguno incluso prácticamente al Mint. Y lo que no eran Eps, y siempre con un estado de conservación similar, eran preciosos singles de edición francesa. Aunque ésto ya es literatura y en absoluto constatable, parecía la colección de algún sujeto con gusto considerable al que un tipo como él, tendero y vacía pisos, le había echado el guante en otro avatar más de la fortuna.